Ahora está de moda recibir por correo electrónico cuanta xalada se le ocurra al respetable, desde la niñita que se está muriendo de cáncer y perdió las dos piernas, los brazos, las orejas y todos los dientes y que además es huérfana y retardada, hasta la promesa de Bill Gates por redistribuir su fortuna entre cuanto tlaconete de Lindavista conteste su mail.
Digo, hay de pendejadas a pendejadas.
Como aquello de que a Lavalle lo golpearon por andar de mujeriego cuando a leguas se le ve que le gustan las emociones fuertes, duras y palpitantes. Eso no se puede ni creer.
Pero luego llega el email maligno de un supuesta insecto mortalísimo que casi casi te mata con la vibración de sus antenitas, y esas si calan. Casi casi estaba buscando la manera de acelerar el proceso de visa de mis sobrinas para largarnos finalmente fuera del país con una mano atrás (y la otra también), pero luego investigué un poco más y resulta que el animalejo no era más que una ruidosa chicharrilla. Shit. Ayudota que nos hubiera dado...